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Descripción general
Los trastornos de la alimentación son afecciones graves que se relacionan con las conductas alimentarias que afectan negativamente la salud, las emociones y la capacidad de desempeñarte en áreas importantes de la vida. Los trastornos de la alimentación más frecuentes son la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa, y el trastorno alimentario compulsivo.
La mayoría de los trastornos de la alimentación se caracterizan por fijar excesivamente la atención en el peso, la figura corporal y la comida, lo que causa conductas alimentarias peligrosas. Estas conductas pueden tener una repercusión considerable en la capacidad del cuerpo para obtener la nutrición adecuada. Los trastornos de la alimentación pueden causar daños en el corazón, el aparato digestivo, los huesos, los dientes y la boca, y derivar en otras enfermedades.
Con frecuencia, estos trastornos se manifiestan en la adolescencia y los primeros años de la adultez, aunque pueden aparecer a otras edades. Con tratamiento, puedes volver a tener hábitos alimentarios más saludables y, a veces, revertir las complicaciones graves causadas por el trastorno de la alimentación.
Síntomas
Los síntomas varían en función del tipo de trastorno de la alimentación. La anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno alimentario compulsivo son los trastornos de la alimentación más frecuentes. Otros trastornos de la alimentación comprenden el trastorno de rumiación y el trastorno por evitación o restricción de la ingesta de alimentos.
Anorexia nerviosa
La anorexia nerviosa, a menudo simplemente denominada «anorexia», es un trastorno de la alimentación potencialmente mortal que se caracteriza por un peso corporal anormalmente bajo, un gran temor a aumentar de peso y una percepción distorsionada del peso o de la figura corporal. Las personas con anorexia hacen todo lo posible por controlar el peso y la figura corporal, lo que frecuentemente afecta de manera importante la salud y las actividades cotidianas.
Cuando tienes anorexia, limitas en exceso la ingesta de calorías o usas otros métodos para bajar de peso; por ejemplo, te ejercitas de forma desmesurada, tomas laxantes o suplementos dietéticos, o vomitas después de comer. Los esfuerzos para bajar de peso, incluso cuando el peso corporal es bajo, pueden causar problemas de salud graves al punto de morirse de hambre.
Bulimia nerviosa
La bulimia nerviosa, llamada frecuentemente «bulimia», es un trastorno de la alimentación grave y potencialmente mortal. Cuando padeces bulimia, tienes episodios de atracones y purgas que incluyen la sensación de pérdida de control sobre tu alimentación. Muchas personas con bulimia también restringen lo que comen durante el día, lo que suele causar más episodios de atracones y purgas.
Durante estos episodios, es normal que consumas una gran cantidad de alimentos en un tiempo corto, para luego intentar deshacerte de las calorías extra de una manera poco saludable. Debido a la culpa, la vergüenza y el temor intenso a aumentar de peso por comer en exceso, puedes provocarte vómitos, puedes ejercitarte desmesuradamente o puedes usar otros métodos, como los laxantes, para deshacerte de las calorías.
Si tienes bulimia, probablemente te preocupe tu peso y tu figura corporal, y tal vez te juzgues con severidad y dureza por los defectos que son producto de tu autopercepción. Puedes tener un peso normal o, incluso, un poco de sobrepeso.
Trastorno alimentario compulsivo
Cuando tienes el trastorno alimentario compulsivo, habitualmente comes en exceso (atracón) y tienes la sensación de pérdida de control sobre lo que comes. Puedes comer con rapidez o consumir más alimentos de los que tienes pensado, incluso cuando no tienes apetito, y seguir comiendo mucho tiempo después de sentirte demasiado lleno.
Después de un atracón, puedes sentir culpa, enojo o vergüenza por la conducta y por la cantidad de alimentos consumidos. Sin embargo, no intentas compensar esta conducta con el ejercicio desmesurado o la purga, tal como lo haría una persona bulímica o anoréxica. La vergüenza puede provocar que comas solo para ocultar tus atracones.
Por lo general, se produce una nueva ronda de atracones por lo menos una vez a la semana. Puedes tener un peso normal, sobrepeso u obesidad.
Trastorno de rumiación
El trastorno de rumiación es la regurgitación repetida y continua de los alimentos después de comer, pero que no se debe a una enfermedad ni a otro trastorno de la alimentación, como anorexia, bulimia o trastorno alimentario compulsivo. La comida vuelve a la boca sin náuseas ni arcadas, y puede que la regurgitación no sea intencional. A veces, los alimentos que se regurgitan se mastican nuevamente y se vuelven a tragar, o bien se escupen.
El trastorno puede derivar en desnutrición, si los alimentos se escupen o si la persona come mucho menos para evitar la conducta. El trastorno de rumiación puede ser más frecuente en los niños pequeños o en las personas que tienen una discapacidad intelectual.
Trastorno por evitación o restricción de la ingesta de alimentos
Este trastorno se caracteriza por no alcanzar los requerimientos nutricionales diarios mínimos por la falta de interés en alimentarse; es decir, evitas las comidas con determinadas características sensoriales, como el color, la textura, el aroma o el sabor; o bien estás preocupado por las consecuencias al comer, como el temor a atragantarse. No evitas alimentos por temor a aumentar de peso.
El resultado del trastorno puede ser un adelgazamiento significativo o la imposibilidad de aumentar de peso en la niñez, así como deficiencias nutricionales que pueden acarrear problemas de salud.
Cuándo consultar al médico
Un trastorno de la alimentación puede ser algo difícil de controlar o de superar solo. Los trastornos de la alimentación prácticamente pueden tomar el control de tu vida. Si tienes alguno de estos problemas, o crees tener un trastorno de la alimentación, busca ayuda médica.
Pedirle encarecidamente a un ser querido que busque tratamiento
Lamentablemente, muchas personas que sufren trastornos de la alimentación pueden creer que no necesitan tratamiento. Si estás preocupado por un ser querido, pídele encarecidamente que hable con un médico. Aunque tu ser querido no esté listo para reconocer que tiene un problema con la comida, puedes iniciar el camino expresando tu preocupación y tu deseo de escuchar.
Presta atención a los hábitos de alimentación y a las creencias que pueden indicar conductas poco saludables, así como a la presión de grupo que puede desencadenar los trastornos de la alimentación. Las señales de alerta que pueden indicar la presencia de un trastorno de la alimentación incluyen las siguientes:
- Omitir comidas o poner excusas para no comer
- Adoptar una dieta vegetariana demasiado restrictiva
- Centrarse excesivamente en la alimentación saludable
- Prepararse los alimentos, en lugar de comer lo que la familia come
- Alejarse de las actividades sociales normales
- Preocuparse o quejarse continuamente por estar gordo y hablar sobre cómo bajar de peso
- Mirarse con frecuencia al espejo para ver los defectos que se perciben
- Comer reiteradamente grandes cantidades de dulces o de alimentos con alto contenido de grasas
- Tomar suplementos dietéticos, laxantes o productos herbarios para bajar de peso
- Ejercitarse en exceso
- Tener callosidades en los nudillos por provocarse los vómitos
- Tener problemas de pérdida del esmalte dental, un posible signo de vómitos reiterados
- Ir al baño durante las comidas
- Durante una comida o refrigerio, comer una cantidad mucho mayor de lo que se considera normal
- Expresar depresión, enojo, vergüenza o culpa respecto de los hábitos de alimentación
- Comer a escondidas
Si te preocupa que tu hijo pueda tener un trastorno de la alimentación, comunícate con su médico para hablar al respecto. Si es necesario, puedes conseguir una derivación a un profesional de salud mental capacitado con pericia en trastornos de la alimentación, o si tu seguro lo permite, comunícate con un experto directamente.
Causas
Se desconoce la causa exacta de los trastornos de la alimentación. Al igual que con otras enfermedades mentales, puede haber muchas causas, por ejemplo, las siguientes:
- Genética y biología. Algunas personas pueden tener genes que aumenten el riesgo de presentar trastornos de la alimentación. Los factores biológicos, como cambios en las sustancias químicas del cerebro, pueden tener una función en los trastornos de la alimentación.
- Salud psicológica y emocional. Las personas con trastornos de la alimentación pueden tener problemas psicológicos y emocionales que contribuyen al trastorno. Pueden tener autoestima baja, perfeccionismo, comportamientos impulsivos y relaciones problemáticas.
Factores de riesgo
Las adolescentes y las mujeres jóvenes son más propensas que los adolescentes y los hombres jóvenes a tener anorexia o bulimia; sin embargo, los hombres también pueden tener trastornos de la alimentación. Aunque los trastornos de la alimentación pueden ocurrir en un intervalo de edad amplio, suelen manifestarse durante la adolescencia y poco tiempo después de cumplir 20 años.
Ciertos factores pueden aumentar el riesgo de tener un trastorno de la alimentación, entre ellos:
- Antecedentes familiares. Hay una probabilidad significativamente mayor de que los trastornos de la alimentación ocurran en las personas cuyos padres o hermanos hayan presentado un trastorno de este tipo.
- Otros trastornos de salud mental. Las personas con un trastorno de la alimentación suelen tener antecedentes de trastorno de ansiedad, depresión o trastorno obsesivo compulsivo.
- Dieta y hambre. Estar a dieta es un factor de riesgo de padecer un trastorno de la alimentación. El hambre afecta el cerebro e influye en los cambios del estado de ánimo, la rigidez en el pensamiento, la ansiedad y la reducción del apetito. Existen pruebas contundentes de que muchos de los síntomas de un trastorno de la alimentación en realidad son síntomas de hambre. El hambre y el adelgazamiento pueden cambiar la manera en la que funciona el cerebro en personas vulnerables, lo cual puede perpetuar las conductas alimentarias restrictivas y dificultar el regreso a los hábitos alimentarios normales.
- Estrés. Ya sea que te vayas a la universidad, te mudes, consigas un nuevo trabajo o tengas un problema familiar o de relación, los cambios pueden generar estrés, lo que tal vez aumente tu riesgo de tener un trastorno de la alimentación.
Complicaciones
Los trastornos de la alimentación pueden causar diversas complicaciones, algunas de las cuales son potencialmente mortales. Cuanto más grave sea o más dure el trastorno de la alimentación, más probable es que presentes complicaciones graves, como las siguientes:
- Problemas de salud graves
- Depresión y ansiedad
- Pensamientos o conductas suicidas
- Problemas con el crecimiento y el desarrollo
- Problemas sociales y en las relaciones
- Trastornos de consumo de sustancias
- Problemas laborales y escolares
- Muerte
Prevención
Si bien no hay una manera segura de prevenir los trastornos de la alimentación, a continuación te damos algunas estrategias para ayudar a que tu hijo forme conductas alimentarias saludables:
- Evita hacer dieta cuando estés con tu hijo. Los hábitos alimentarios familiares pueden influir en las relaciones que los niños tienen con los alimentos. Comer juntos te da la oportunidad de enseñarle a tu hijo sobre los inconvenientes de hacer dieta y estimula la alimentación equilibrada con porciones razonables.
- Habla con tu hijo. Por ejemplo, hay numerosos sitios web que promocionan ideas peligrosas, como considerar la anorexia como una elección de estilo de vida en lugar de considerarla un trastorno de la alimentación. Es fundamental que corrijas toda percepción equivocada como esta y que hables con tu hijo sobre los riesgos de hacer elecciones alimentarias poco saludables.
- Cultiva y refuerza una imagen corporal saludable en tu hijo, sin importar la forma o el tamaño. Habla con tu hijo acerca de la imagen que tiene de sí mismo y tranquilízalo diciéndole que las formas de los cuerpos pueden variar. Evita criticar tu cuerpo delante de tu hijo. Los mensajes de aceptación y respeto pueden ayudar a construir una autoestima y una resiliencia saludables que ayudarán a los niños a afrontar los períodos difíciles de la adolescencia.
- Busca la ayuda del médico de tu hijo. En los controles de rutina del niño sano, los médicos pueden identificar indicadores tempranos de un trastorno de la alimentación. Por ejemplo, en las citas médicas de rutina, pueden preguntarles a los niños acerca de sus hábitos alimentarios y si están satisfechos con su aspecto. Estas consultas deben incluir controles de los percentiles de estatura y peso, y del índice de masa corporal, que puede alertarlos a ti y al médico de tu hijo acerca de cualquier cambio significativo.
Si notas signos de un trastorno de la alimentación en un familiar o un amigo, considera hablar con dicha persona sobre tu preocupación por su bienestar. Si bien puede que no seas capaz de evitar que sufra un trastorno de la alimentación, comunicarte con compasión puede alentar a la persona a buscar tratamiento.
FUENTE: Mayo Clinic
Descripción general
La anorexia nerviosa, a menudo simplemente denominada «anorexia», es un trastorno de la alimentación que se caracteriza por el peso corporal anormalmente bajo, el temor intenso a aumentar de peso y la percepción distorsionada del peso. Para las personas con anorexia, es muy importante controlar su peso y su figura corporal, y hacen todo tipo de sacrificios que suelen interferir en su vida de forma significativa.
Para evitar aumentar de peso o para seguir adelgazando, las personas anoréxicas suelen restringir demasiado la cantidad de comida que consumen. Para controlar el consumo de calorías, pueden vomitar después de comer o usar de modo indebido laxantes, suplementos dietéticos, diuréticos o enemas. Además, para intentar bajar de peso, pueden ejercitarse en exceso. No importa cuánto baje de peso, la persona continúa sintiendo temor a aumentar de peso.
En realidad, la anorexia no se trata de la comida. Es una manera extremadamente poco saludable y, en ocasiones, mortal de intentar afrontar los problemas emocionales. Cuando tienes anorexia, lo que haces con frecuencia es equiparar la delgadez con la autoestima.
La anorexia, al igual que otros trastornos de la alimentación, puede tomar el control de tu vida y volverse muy difícil de sobrellevar. Pero con tratamiento, puedes lograr una mejor percepción de quién eres, volver a tener hábitos de alimentación más saludables y revertir algunas de las complicaciones graves que causa la anorexia.
Síntomas
Los signos y síntomas físicos de la anorexia nerviosa están relacionados con la inanición. Este trastorno también incluye problemas emocionales y conductuales asociados con una percepción irreal del peso corporal y con un temor muy intenso a aumentar de peso o a engordar.
Puede ser difícil advertir los signos y síntomas debido a que la noción de peso corporal bajo es diferente para cada persona, y es posible que algunas no parezcan extremadamente delgadas. Además, las personas con anorexia suelen esconder su delgadez, sus hábitos alimentarios o sus problemas físicos.
Síntomas físicos
Los signos y síntomas físicos de la anorexia pueden ser los siguientes:
- Pérdida de peso excesiva, o no lograr el aumento de peso previsto para el desarrollo
- Aspecto delgado
- Recuento de células sanguíneas anormal
- Fatiga
- Insomnio
- Mareos o desmayos
- Pigmentación azulada en los dedos de la mano
- Cabello fino o quebradizo, o pérdida de cabello
- Vello suave como pelusa que cubre el cuerpo
- Ausencia de menstruación
- Estreñimiento y dolor abdominal
- Piel seca o amarillenta
- Intolerancia al frío
- Ritmo cardíaco irregular
- Presión arterial baja
- Deshidratación
- Hinchazón de los brazos o las piernas
- Erosión dental y callosidades en los nudillos por la provocación de vómitos
Algunas personas con anorexia tienen episodios de atracones y purgas, similar a lo que les ocurre a las que tienen bulimia. Sin embargo, las personas que padecen anorexia por lo general luchan contra un peso corporal anormalmente bajo, mientras que aquellas que padecen bulimia suelen tener un peso normal o por encima de lo normal.
Síntomas emocionales y conductuales
Los síntomas conductuales de la anorexia pueden incluir intentos de bajar de peso de las siguientes maneras:
- Restringir estrictamente la ingesta de alimentos mediante las dietas o el ayuno
- Hacer ejercicios de forma excesiva
- Darse atracones y provocarse vómitos para eliminar los alimentos, lo que puede incluir el uso de laxantes, enemas, suplementos dietarios o productos herbarios
Estos son algunos de los signos y síntomas emocionales y conductuales:
- Preocupación por los alimentos, que a veces incluye cocinar comidas elaboradas para los demás, pero no comerlas
- Saltar comidas o rehusarse a comer con frecuencia
- Negar el hambre o poner excusas para no comer
- Comer solo unos pocos alimentos «seguros», por lo general, con bajo contenido de grasas y calorías
- Adoptar rituales rígidos para las comidas o la alimentación, por ejemplo, escupir la comida después de masticarla
- No querer comer en público
- Mentir sobre la cantidad de comida que se ingirió
- Sentir temor a aumentar de peso, que puede incluir pesarse o medirse el cuerpo repetidas veces
- Mirarse con frecuencia al espejo para ver los defectos que se perciben
- Quejarse por estar gordo o tener partes del cuerpo que son gordas
- Cubrirse con capas de ropa
- Estado de ánimo indiferente (falta de emociones)
- Retraimiento social
- Irritabilidad
- Insomnio
- Disminución del interés en las relaciones sexuales
Cuándo consultar al médico
Desafortunadamente, muchas personas con anorexia no quieren hacer un tratamiento, al menos al principio. El deseo de mantenerse delgado se antepone a la preocupación por la salud. Si estás preocupado por un ser querido, pídele encarecidamente que hable con un médico.
Si tienes alguno de los problemas mencionados más arriba, o crees que puedes tener un trastorno de la alimentación, busca ayuda. Si les estás ocultando tu problema de anorexia a tus seres queridos, intenta encontrar a una persona en quien confíes para hablar sobre lo que está ocurriendo.
Causas
Se desconoce la causa exacta de la anorexia. Al igual que con muchas enfermedades, probablemente sea una combinación de factores biológicos, psicológicos y del entorno.
- Factores biológicos. Si bien aún no está claro qué genes están involucrados, podría haber cambios genéticos que hacen que algunas personas presenten un mayor riesgo de padecer anorexia. Algunas personas pueden tener una tendencia genética al perfeccionismo, la sensibilidad y la perseverancia: características vinculadas a la anorexia.
- Factores psicológicos. Algunas personas con anorexia pueden tener rasgos de personalidad obsesiva compulsiva que les facilitan seguir dietas estrictas y privarse de comer aunque tengan hambre. Es posible que tengan una tendencia extrema al perfeccionismo, lo que hace que piensen que nunca están lo suficientemente delgadas. Además, pueden tener niveles altos de ansiedad y restringir su alimentación para reducirla.
- Factores del entorno. La cultura occidental moderna resalta la delgadez. El éxito y la valoración suelen estar equiparados con la delgadez. La presión de grupo puede ayudar a fomentar el deseo de estar delgado, especialmente en las mujeres jóvenes.
Factores de riesgo
La anorexia es más frecuente en niñas y en mujeres. Sin embargo, cada vez más, los niños y los hombres presentan trastornos de la alimentación, que, posiblemente, están relacionados con el aumento de las presiones sociales.
La anorexia también es más frecuente en adolescentes. De todas maneras, este trastorno de la alimentación puede presentarse en personas de cualquier edad, si bien es poco frecuente en mayores de 40. Los adolescentes pueden presentar un riesgo mayor debido a todos los cambios corporales que atraviesan en la pubertad. También es posible que enfrenten mayor presión de grupo y que sean más sensibles a las críticas o incluso a comentarios casuales sobre el peso o la figura.
Ciertos factores aumentan el riesgo de sufrir anorexia, por ejemplo:
- Genética. Los cambios en genes específicos pueden hacer que ciertas personas tengan un riesgo mayor de sufrir anorexia. Aquellos que tienen un familiar de primer grado (padre, hermano o hijo) que haya padecido el trastorno presentan un riesgo mucho mayor de tener anorexia.
- Dieta y hambre. Estar a dieta es un factor de riesgo de padecer un trastorno de la alimentación. Existen pruebas contundentes de que muchos de los síntomas de la anorexia, en realidad, son síntomas de hambre. El hambre afecta el cerebro e influye en los cambios del estado de ánimo, la rigidez en el pensamiento, la ansiedad y la reducción del apetito. El hambre y el adelgazamiento pueden cambiar la menara en la que funciona el cerebro en personas vulnerables, lo cual puede perpetuar las conductas alimentarias restrictivas y dificultar el regreso a los hábitos alimentarios normales.
- Transiciones. Ya sea cambiar de escuela, casa o trabajo, cortar una relación o la muerte o enfermedad de un ser querido, los cambios pueden causar estrés emocional y aumentar el riesgo de anorexia.
Complicaciones
La anorexia puede tener muchas complicaciones. En su forma más grave, puede ser mortal. La muerte puede ocurrir de manera repentina, incluso cuando una persona no está excesivamente delgada. Puede ser resultado de ritmos cardíacos anormales (arritmias) o de un desequilibrio de los electrolitos (minerales como el sodio, el potasio y el calcio que mantienen el equilibrio de los líquidos en el cuerpo).
Otras complicaciones de la anorexia comprenden las siguientes:
- Anemia
- Problemas del corazón, como prolapso de la válvula mitral, ritmos cardíacos anormales o insuficiencia cardíaca
- Disminución de la masa ósea (osteoporosis), lo que aumenta el riesgo de sufrir fracturas
- Pérdida muscular
- En las mujeres, ausencia de la menstruación
- En los hombres, disminución de los niveles de testosterona
- Problemas gastrointestinales, como estreñimiento, hinchazón o náuseas
- Anomalías electrolíticas, como bajo nivel de potasio, sodio y cloruro en la sangre
- Problemas renales
Si una persona anoréxica está en estado de desnutrición grave, todos los órganos del cuerpo pueden sufrir daños, incluido el cerebro, el corazón y los riñones. Es posible que este daño sea irreversible, incluso cuando la anorexia está bajo control.
Además de un sinnúmero de complicaciones físicas, las personas con anorexia también suelen tener otros trastornos de salud mental. Algunas de estas pueden ser:
- Depresión, ansiedad y otros trastornos del estado de ánimo
- Trastornos de la personalidad
- Trastornos obsesivos compulsivos
- Consumo indebido de alcohol y sustancias
- Autolesiones, pensamientos suicidas o intentos de suicidio
Prevención
No hay nada que garantice la prevención de la anorexia nerviosa. Los médicos de cabecera (pediatras, médicos familiares e internistas) están en una buena posición para identificar indicadores tempranos de anorexia y evitar que se presente la enfermedad en estado avanzado. Por ejemplo, en las consultas médicas de rutina, pueden hacer preguntas acerca de los hábitos alimentarios y el grado de satisfacción con el aspecto.
Si notas que un familiar o amigo tiene baja autoestima, hace una dieta demasiado estricta y está insatisfecho con su aspecto, considera la posibilidad de hablar con él o ella acerca de estos problemas. Si bien puede que no seas capaz de evitar que manifiesten un trastorno de la alimentación, puedes hablarles sobre conductas más saludables u opciones de tratamiento.
FUENTE: Mayo Clinic
Descripción general
La bulimia nerviosa, comúnmente denominada bulimia, es un trastorno alimentario grave y potencialmente fatal. Es posible que las personas con bulimia tengan en secreto episodios de atracones, es decir, que coman grandes cantidades de alimentos y pierdan el control de su alimentación, y luego vomiten, para tratar de deshacerse de las calorías adicionales de forma no saludable.
Para deshacerse de las calorías y evitar aumentar de peso, las personas con bulimia pueden usar distintos métodos. Por ejemplo, pueden inducirse el vómito con regularidad o usar laxantes de manera inapropiada, suplementos para bajar de peso, diuréticos o enemas después del atracón. O pueden usar otras maneras de deshacerse de las calorías y evitar aumentar de peso, como ayunar, adoptar una dieta estricta o hacer ejercicio de forma excesiva.
Si tienes bulimia, probablemente te preocupe tu peso y forma corporal. Es posible que te juzgues severa y duramente por los defectos que percibes que tienes. Dado que la bulimia se relaciona con la imagen de uno mismo, y no simplemente con los alimentos, puede ser difícil de superar. Pero un tratamiento eficaz puede ayudarte a sentirte mejor contigo mismo, a adoptar patrones de alimentación más saludables y a revertir las complicaciones graves.
Síntomas
Los signos y síntomas de la bulimia pueden incluir lo siguiente:
- Preocuparse por la forma del cuerpo y el peso
- Vivir con miedo de aumentar de peso
- Repetir episodios de comer cantidades excesivas de alimentos de una sola vez
- Sentir una pérdida de control durante el atracón, como si no pudieras dejar de comer o no pudieras controlar lo que comes
- Forzar el vómito o hacer demasiado ejercicio para no aumentar de peso después de un atracón
- Usar laxantes, diuréticos o enemas después de comer cuando no son necesarios
- Ayunar, restringir las calorías o evitar ciertos alimentos entre atracones
- Usar suplementos dietéticos o productos a base de hierbas en exceso para bajar de peso
La gravedad de la bulimia se determina por el número de veces a la semana que te purgas, por lo general al menos una vez a la semana durante por lo menos tres meses.
Cuándo debes consultar con un médico
Si tienes síntomas de bulimia, busca atención médica cuanto antes. Cuando no se trata, la bulimia puede tener efectos graves sobre la salud.
Habla con el proveedor primario de atención o con un profesional de la salud mental sobre los sentimientos y síntomas de la bulimia. Si no quieres buscar tratamiento, habla con alguien sobre lo que te sucede, puede ser un amigo, un ser querido, un maestro, un líder religioso o alguien en quien confíes. Ellos podrán ayudarte a adoptar las primeras medidas para obtener un tratamiento exitoso contra la bulimia.
Ayudar a un ser querido que presenta síntomas de bulimia
Si crees que un ser querido tiene síntomas de bulimia, habla con él de forma abierta y honesta sobre lo que te preocupa. No puedes obligarlos a buscar atención profesional, pero puedes animarlos y apoyarlos. También puedes ayudarlos a encontrar un médico capacitado o un profesional de la salud mental, pedir una consulta e incluso acompañarlos.
Ya que muchas de las personas con bulimia son de peso normal o tienen un poco de sobrepeso, quizás no sea evidente para los demás que hay un problema. Las señales de advertencia que los amigos y los familiares pueden notar incluyen lo siguiente:
- La preocupación o las quejas constantes por ser gordos
- La percepción corporal distorsionada y excesivamente negativa
- El consumo repetitivo de cantidades grandes de comida de una sola vez, en especial de alimentos que la persona suele evitar
- La adopción de dietas estrictas o ayunos después de comer en exceso
- La negación a comer en público o frente a otras personas
- Las visitas al baño justo después de comer, durante las comidas o por largos períodos
- El exceso de ejercicio
- La presencia de llagas, cicatrices o callos en los nudillos o las manos
- El daño en los dientes y encías
- El cambio en el peso
- La inflamación de las manos y los pies
- La inflamación de la cara y las mejillas a causa del agrandamiento glandular
Causas
Se desconoce la causa exacta de la bulimia. Muchos factores pueden influir en el desarrollo de trastornos alimentarios, entre ellos, la genética, la biología, la salud emocional, las expectativas sociales y otros aspectos.
Factores de riesgo
Las niñas y las mujeres son más propensas a tener bulimia que los niños y los hombres. Por lo general, la bulimia comienza durante los últimos años de la adolescencia y el principio de la adultez.
Entre los factores que pueden aumentar el riesgo de bulimia se incluyen los siguientes:
- Biología. Las personas con familiares de primer grado (hermanos, padres o hijos) con un trastorno alimenticio pueden ser más propensas a desarrollar un trastorno alimenticio, lo que indica un vínculo genético posible. Tener sobrepeso durante la niñez o la adolescencia puede aumentar el riesgo.
- Problemas psicológicos y emocionales. Los problemas psicológicos y emocionales, como la depresión, los trastornos de ansiedad o el consumo de sustancias están estrechamente ligados a los trastornos alimenticios. Las personas con bulimia pueden tener sentimientos negativos sobre ellas mismas. En algunos casos, los eventos traumáticos y el estrés ambiental pueden ser factores que contribuyen a la enfermedad.
- Dieta. Las personas que siguen dietas tienen un riesgo mayor de desarrollar trastornos alimenticios. Muchas personas con bulimia restringen de forma grave las calorías entre episodios de atracones, lo cual puede desencadenar en una necesidad de comer compulsivamente otra vez y luego purgarse. Otros desencadenantes para los atracones incluyen estrés, una mala autoimagen corporal, alimentos y aburrimiento.
Complicaciones
La bulimia puede causar numerosas complicaciones graves que incluso pueden poner en riesgo la vida. Las posibles complicaciones incluyen las siguientes:
- Autoestima negativa y problemas con las relaciones y el funcionamiento social
- Deshidratación, que puede llevar a problemas médicos importantes, como insuficiencia renal
- Problemas del corazón, como latidos irregulares o insuficiencia cardíaca
- Caries dental severa y enfermedad de las encías
- Períodos ausentes o irregulares en las mujeres
- Problemas digestivos
- Ansiedad, depresión, trastornos de personalidad o trastorno bipolar
- Abuso de alcohol o drogas
- Autolesión, pensamientos suicidas o suicidio
Prevención
Aunque no hay una forma segura de prevenir la bulimia, puedes guiar a la persona hacia un comportamiento saludable o a que busque tratamiento profesional antes de que la situación empeore. Cómo puedes ayudar:
- Promueve y refuerza una imagen corporal saludable para tus hijos, sin importar el tamaño o la forma. Ayúdalos a crear confianza de maneras que no tengan que ver con la apariencia.
- Disfruta de comidas familiares de forma regular.
- No hables acerca del peso en el hogar. En lugar de ello, concéntrate en tener un estilo de vida saludable.
- Desalienta las dietas, en especial cuando incluyen comportamientos de control de peso poco saludables, como el ayuno, el consumo de suplementos o laxantes para bajar de peso o el vómito autoinducido.
- Habla con el proveedor de atención médica primario. Este profesional podrá identificar los primeros indicadores de un trastorno alimentario y ayudará a evitar su desarrollo.
- Si notas que un familiar o amigo tiene problemas con la comida que pudieran ocasionar o indicar un trastorno alimentario, trata de hablarles sobre estos problemas y preguntarles cómo puedes ayudar.
FUENTE: Mayo Clinic
Descripción general
El trastorno de apetito desenfrenado es un trastorno grave de la alimentación en el que sueles consumir cantidades extraordinariamente grandes de alimentos y te sientes incapaz de parar de comer.
Casi todos comemos de más en algunas ocasiones, por ejemplo, cuando nos servimos una segunda o una tercera porción de una comida durante las fiestas. Sin embargo, para algunas personas, comer de manera excesiva con la sensación de que se pierde el control y que esto se vuelva algo habitual pasa a ser un trastorno de apetito desenfrenado.
Cuando tienes el trastorno de apetito desenfrenado, puedes sentirte avergonzado por comer en exceso y prometer que vas a dejar de hacerlo. No obstante, sientes una compulsión tan fuerte que no puedes resistir la necesidad y continúas comiendo en exceso. Si padeces el trastorno de apetito desenfrenado, el tratamiento puede ser de ayuda.
Síntomas
La mayoría de las personas con trastorno por atracones tienen sobrepeso o son obesas, pero tú puedes tener un peso normal. Los signos y síntomas conductuales y emocionales del trastorno por atracones incluyen los siguientes:
- Comer cantidades inusualmente grandes de comida en un tiempo determinado, por ejemplo, durante un período de dos horas.
- Sentir que la conducta alimenticia está fuera de control.
- Comer incluso cuando estás lleno o no tienes hambre.
- Comer con rapidez durante los episodios de atracones.
- Comer hasta que estás demasiado lleno.
- Comer solo o a escondidas con frecuencia.
- Sentirte deprimido, enojado, avergonzado, culpable o molesto por tus hábitos alimentarios.
- Hacer dietas con frecuencia, posiblemente sin bajar de peso.
A diferencia de una persona con bulimia, después de un atracón, no sueles vomitar, usar laxantes ni hacer ejercicios físicos en exceso para compensar las calorías adicionales que comiste. Puedes intentar hacer una dieta o comer las comidas habituales. Sin embargo, restringir tu alimentación puede llevarte a más atracones.
La gravedad del trastorno por atracones se determina a través de la frecuencia de los episodios durante una semana.
Cuándo debes consultar con un médico
Si tienes síntomas de trastorno de apetito desenfrenado, busca atención médica lo más rápido posible. Los problemas del apetito desenfrenado pueden variar desde algo temporal a una situación recurrente, e incluso pueden persistir durante años si no se obtiene tratamiento.
Habla con el proveedor de atención médica o con un profesional de la salud mental sobre los síntomas y sentimientos asociados con el apetito desenfrenado. Si no quieres buscar tratamiento, habla con alguien en quien confíes acerca de lo que te sucede. Un amigo, un ser querido, un maestro o un líder religioso puede ayudarte a dar los primeros pasos de un tratamiento exitoso para el trastorno de apetito desenfrenado.
Ayudar a un ser querido que presenta síntomas
Una persona con trastorno de apetito desenfrenado puede convertirse en experto en ocultar su comportamiento, por lo cual es difícil para los demás detectar el problema. Si crees que un ser querido tiene síntomas de trastorno de apetito desenfrenado, habla con él de forma abierta y honesta sobre lo que te preocupa.
Dale tu apoyo y aliento. Ofrece ayuda para buscar un proveedor de atención médica calificado o un profesional de la salud mental, y pide una consulta. Puedes ofrecerte para acompañarlo.
Causas
Se desconocen las causas del trastorno por atracones y purgas. Sin embargo, la genética, los factores biológicos, las dietas prolongadas y los problemas psicológicos aumentan tu riesgo.
Factores de riesgo
El trastorno de apetito desenfrenado es más común en mujeres que en hombres. Si bien el trastorno de apetito desenfrenado puede presentarse a cualquier edad, por lo general comienza en los últimos años de la adolescencia o poco después de cumplir los 20.
Estos son algunos de los factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollar el trastorno de apetito desenfrenado:
- Antecedentes familiares. Es mucho más probable que padezcas un desorden alimenticio si tus padres o hermanos tienen (o tuvieron) algún desorden alimenticio. Esto puede indicar que la herencia genética aumenta el riesgo de desarrollar trastornos alimenticios.
- Dieta. Muchas personas con trastorno de apetito desenfrenado tienen antecedentes de haber hecho dietas. Hacer dietas o restringir las calorías durante el día puede provocar una necesidad de comer en exceso, en especial si tienes síntomas de depresión.
- Problemas psicológicos. Muchas personas que tienen trastorno de apetito desenfrenado tienen una mirada negativa de ellas mismas, y de sus habilidades y logros. Los desencadenantes de los atracones pueden incluir el estrés, una mala imagen corporal propia y la disponibilidad de las comidas preferidas.
Complicaciones
Es posible que tengas problemas psicológicos o físicos relacionados con el apetito desenfrenado.
Entre las complicaciones que puede causar el trastorno de apetito desenfrenado se incluyen los siguientes:
- Mala calidad de vida
- Problemas para funcionar en el trabajo, con la vida personal o en situaciones sociales
- Aislamiento social
- Obesidad
- Enfermedades relacionadas con la obesidad, como problemas en las articulaciones, enfermedad cardíaca, diabetes tipo 2, enfermedad por reflujo gastroesofágico, y algunos trastornos respiratorios relacionados con el sueño
Entre los trastornos psiquiátricos que a menudo se vinculan con el trastorno de apetito desenfrenado se incluyen los siguientes:
- Depresión
- Trastorno bipolar
- Ansiedad
- Trastornos de consumo de drogas
Prevención
Si bien no hay una manera segura de evitar el trastorno de apetito desenfrenado, si tienes síntomas de comer en exceso, busca ayuda profesional. El médico puede aconsejarte sobre dónde obtener ayuda.
Si piensas que un amigo o ser querido tiene un problema de apetito desenfrenado, trata de orientarlo hacia una conducta alimentaria más saludable y a obtener tratamiento profesional antes de que la situación empeore. Si tienes hijos, haz lo siguiente:
- Fomenta y refuerza una imagen corporal saludable, independientemente de su figura o tamaño
- Habla con el proveedor de atención primera de tu hijo, quien está en una buena posición para identificar indicadores tempranos de un trastorno de la alimentación y ayudar a evitar su desarrollo
FUENTE: Mayo Clinic
Descripción general
Tener un niño con trastornos de la alimentación y rechazo a la comida, es difícil de gestionar para los padres, pero también suele ser estresante para el niño. Es un tema de continua pelea, desgastando la relación entre padres e hijos, e incluso entre otros miembros de la familia. Las horas de las comidas se convierten en momentos de tensión, e incluso se dejan de realizar salidas por la preocupación de lo que pueda ocurrir por ejemplo en un restaurante. Es cierto que nuestros gustos cambian a lo largo de los años y que a medida que crecemos, vamos incorporando nuevos alimentos, pero también es claro que una buena alimentación en los niños es una necesidad primordial para su crecimiento y desarrollo.
En un niño, que tiene un rechazo a la comida, conviene antes que nada descartar un problema medico como reflujo, otros problemas gastrointestinales o efectos secundarios de medicamentos, entre otros. Una vez descartado cualquier problema médico, la mayoría de las dificultades alimentarias provienen normalmente de problemas de motricidad oral o de trastornos sensoriales.
¿Qué se puede hacer cuando tu hijo presenta dificultades en la alimentación?
Los primero es saber cuál es el motivo de la limitación en la alimentación.
Para esto puede ayudarnos conocer que tipos de Trastornos Alimentarios existen en los niños y también saber que su clasificación es muy diversa, existiendo perspectivas diferentes en torno a lo que constituye una alteración alimentaria clínicamente significativa o problemas de alimentación de corta duración.
Trastorno de Evitación/Restricción de la Ingesta de Alimentos
Se caracteriza por una alteración de la alimentación, que se manifiesta, a través de la falta de interés aparente por comer o alimentarse; evitación a causa de las características organolépticas de los alimentos, es decir sus cuatro parámetros básicos: color, sabor, textura y aroma. Preocupación acerca de las consecuencias repulsivas de la acción de comer y que se pone de manifiesto en el fracaso persistente para cumplir las adecuadas necesidades nutritivas y/o energéticas.
Estos trastornos de alimentación infantil pueden también clasificarse según la percepción de los padres sobre la conducta alimentaria del niño:
- Apetito limitado: niños que no comen lo suficiente y muestran cierto desinterés en la ingesta de alimentos.
- Ingesta selectiva: los niños comen una variedad inadecuada de alimentos a raíz de una aversion sensorial respecto a la textura, sabor, temperatura o presentación de los alimentos.
- Miedo a la alimentación: niños que luego de alguna experiencia traumática con la alimentación (vómito, uso de sondas, atoro o dolor), presentan rechazo persistente en el consumo de alimentos.
Es importante que sepamos que loos niños necesitan aprender acerca de los nuevos alimentos de una manera que no les resulte amenazadora. Las horas de la comida no deben estar asociadas con las expectativas que tenemos los padres acerca del comer y beber. Muchos niños están en guardia o gastan gran cantidad de energía protegiéndose a sí mismos de las nuevas experiencias sensoriales que sienten peligrosas.
El confort y la seguridad son los aspectos más importantes a la hora de la comida. Cuando los niños se sienten seguros y confortables, estarán más dispuestos a arriesgarse y a participar en nuevas experiencias al comer.
Depresión y otros Trastornos del Ánimo
Estos trastornos se caracterizan por una alteración en el estado del ánimo, un ánimo que no coincide con las circunstancias de vida e interfiere en la capacidad para funcionar. Puede ir de estar extremadamente triste, vacío o irritable (deprimido) o de excesiva felicidad y energía (manía). Entre el 50 y 75% de los pacientes con TCA pueden tener un Trastorno conocida como Distimia y hasta un 13% puede diagnosticarse con un Trastorno Afectivo Bipolar.
El Objetivo del Tratamiento.
Trastornos de Personalidad
Los Trastornos de Personalidad Son un patrón recurrente de experiencia internas, que provocan a quien lo padece, que sus comportamientos, emociones y pensamientos, les dificulten las relaciones interpersonales.
Los Trastornos de la personalidad, más frecuentemente asociados a los TCA, son el trastorno obsesivo compulsivo de la personalidad, el trastorno evitativo de la personalidad y el trastorno límite de la personalidad. Hasta el 53% de los pacientes con un trastorno límite de la personalidad, cumple con criterios para un TCA.
El Objetivo del tratamiento debe ser Personalizar este mismo, adaptandolo a las necesidades de cada paciente, abordando individualmente cada caso en toda su complejidad.
Suicidio y Conductas Autolesivas
Hasta el 60% de las personas que padecen un TCA se involucran en pensamientos y conductas suicidas, y hasta el 40% pueden involucrarse en conductas autolesivas.
Trastornos de Conducta
Los Trastornos de Conducta se caracterizan por un patrón grave de comportamientos que conllevan la perturbación de la convivencia, la oposición a normas y límites, y el desafío a la autoridad. Estas conductas se pueden ver reflejadas en: fracaso escolar, conductas disruptivas, violencia filio parental, consumo de drogas, no aceptación de límites o adicción a las nuevas tecnologías.
Objetivo del tratamiento
El Objetivo del tratamiento en Trastornos de Conducta es reducir significativamente las conductas agresivas ayudando a las personas afectadas a construir una identidad fuera de la violencia y la agresividad. Así como, reducir la conflictividad familiar, restableciendo el orden, las jerarquías y el manejo de las emociones.
Trastorno por Déficit de Atención (TDAH)
Es un Trastorno crónico del desarrollo neuropsiquiátrico frecuentemente diagnosticado en la infancia y que puede persistir en la edad adulta. Se caracteriza por una gran dificultad para mantener la atención, hiperactividad (inquietud motora) comportamiento impulsivo. Causa problemas en múltiples áreas de funcionamiento dificultando el desarrollo social, emocional y cognitivo de la persona que lo padece.
Más del 10% de los pacientes con TDAH coocurren con un TCA.
El objetivo de nuestro tratamiento en el TDAH se centra en mejorar los síntomas que interfieren con el funcionamiento social, académico o laboral del paciente, aumentando su calidad de vida mediante una mejor resolución de conflictos y control de emociones.
Trastorno por Estrés Post Traumático (TEPT)
El TEPT usualmente coocurre en personas que sufren un TCA. Aquellos que han experimentado eventos traumáticos pueden involucrarse en un TCA para manejar por ellos mismos sus emociones y experiencias relacionadas al TEPT. Se ha reportado que hasta el 74% de de pacientes con TCA han experimentado trauma significativo y 52% reportaron síntomas consistentes con un diagnóstico de TEPT.